jueves, 26 de enero de 2017

Epílogo.

Izzy me espera en la habitación mientras yo me visto en el baño, me miro una vez más. Me han pintado los ojos con un rosa clarito que va ha juego con mi vestido. Tengo las mejillas rosadas por el colorete y los labios brillantes por el gloss, mi pelo cae en cascada por encima de mi hombro derecho, me parece tan extraño verme arreglada.
-Rae ¿va todo bien?
-Sí, ya voy.

Me apresuro a ponerme el vestido que Izzy eligió para mí, es uno con palabra de honor que me llegas hasta la altura de las rodillas de color rosa, la falda, tipo vuelo de tul, de cintura para arriba se vuelve ajustado y está lleno de pedrería, jamás me hubiera comprado ese vestido pero Izzy insistió y he de reconocer que cuando me lo vi puesto me sentí bien conmigo misma.
-Increíble -es lo único que sale de los labios de Izzy cuando salgo, ella lleva el pelo suelto con un broche que sujeta dos mechones de cada lado tiene los labios pintados con un color claro y los ojos de un color azulado que le va con el vestido que lleva, es largo hasta las rodillas con varios volantes que suben hasta la cintura donde dos trozos de tela se cruzan y forman los tirantes.
-Dios Izzy me encanta -las dos nos reímos.
-Vamos estarán apunto de llegar -dice tirando de mí es ese mismo momento suena el timbre, escucho a papá dar la bienvenida a los hermanos Donovan y acto seguido bajamos.
Ahí está él junto a su hermano, vestido de esmoquin con un corbata de color rosa
 claro igual que el lazo de mi vestido, lleva el ramillete en la mano y temo que se le caiga cuando me ve, sus ojos se han iluminado y le tiembla el pulso. Hace unos meses el era el que me causaba ese efecto ¿qué te he hecho Charlie Donovan?

-Estás preciosa -me da un ligero beso en la mejilla y acto seguido me ayuda a ponerme el ramillete.
-Gracias, tu tampoco estás nada mal -sonríe con ganas, es entonces cuando llega mamá.
-Juntaos quiero hacer una foto.
Nos hacemos varias primero los cuatro, después por parejas y finalmente de forma individual. Después de la pequeña sesión nos ponemos de camino al baile, Charlie y Chris han alquilado una limusina sin que nosotras lo supiéramos, así que cuando llegamos al baile no solo nos miras por ir con los Donovan sino por nuestra entrada a lo grande.
Todo el mundo está allí, desde los más pequeños hasta los profesores, y todos sin
excepción nos miran cuando llegamos. Entonces lo siento, los dedos de Charlie se entrelazan con los míos, le miro de forma fugaz, lo sabe. Sabe que odio que me miren y me está dando fuerzas de la única forma que puede: haciéndome saber que está ahí conmigo pase lo que pase.
-Disfrutad de la fiesta tortolitos -dice Mike uno de los alumnos de último curso que se encargó de organizar el baile.
-Gracias Mike -los cuatro entramos y nos quedamos sorprendidos por el decorado, el techo tiene colgada una bola de discoteca en el centro que refleja puntos de luz por toda la sala, pero además hay estrellas y tiras de colores que caen de una forma preciosa, las mesas tienen los nombres de las parejas escritos en globos de color plateado y las sillas tienen unos lazos que cubren el respaldo de una manera muy ingeniosa.
-¿Quieres bailar? -noto los labios de Charlie rozar mi oreja la piel se me pone de gallina, le miro a la cara y sonríe de forma ladeada.
-Me encantaría.
Me lleva hasta la pista de baile y una canción lenta comienza a sonar, guía mis manos hasta sus hombros y pone las suyas en mi cintura.
-Te quiero -lo dice en un susurro, sus labios rozan mi mejilla cuando lo dice y me separo un poco para poder mirarle a los ojos, tienen un brillo especial que nunca había visto.
-Yo también te quiero -su nariz roza la mía y sus labios tantean un poco el terreno antes de fundirse con los míos en un cálido beso.
Cuando nos separamos veo a Chris y a Izzy bailando a nuestro lado, todas las parejas están abrazadas moviéndose al ritmo de la música, cuando esta cambia radicalmente. Todo el mundo comienza a saltar y a moverse sin sentido, en menos de diez segundos estamos los cuatro juntos haciendo lo mismo que el resto.
Cuando ya no puedo más me siento en la mesa que tiene mi nombre y poco después Charlie se sienta a mi lado.
-¿Te lo estás pasando bien?
-Muy bien, ¿y tu?
-Genial, me gustaría que esta noche no acabara nunca.
-¿Eso por qué?
-Porque tu estás aquí y me haces sentir el chico más afortunado de todo el mundo.
Cojo su cara entre mis manos y le beso con ganas, el me coge de la cintura con fuerza y me atrae hacia él, me pongo de pie y me siento en su regazo.
-Siempre he sabido que eras tu.
Me dedica una de esas sonrisas tan características de Charlie Donovan y me abraza con fuerza mientras esconde su cara entre mi pelo.
-¿Qué haces? -digo entre risas.
-Estrujarte para que no te escapes -siento su respiración sobre mi piel y eso me eriza el bello de todo el cuerpo.
-No pienso ir a ninguna parte.
-Bien -dice entrelazando sus dedos con los míos.

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