Tras
la marcha de Jake, Evan y yo no volvemos a quedar solos. Está
sentado en el sofá y no puedo evitar mirarlo de soslayo, pero gira
la cabeza con brusquedad y me mira interrogante.
-¿Pasa
algo?
-No
-digo apartando la mirada con rapidez.
-¿Entonces
por que me mirabas?
-Estaba
pensando que Thomas estará preocupado, debería volver a casa.
-¿Y
qué te lo impide? -dice acercándose a mí, con agilidad. Mi
respiración se vuelve entrecortada y soy incapaz de devolverle la
mirada.
-Nada
-me aparto con rapidez y subo las escaleras dando algún que otro
traspié.
Me
encierro en la habitación y pongo la mano sobre mi pecho
preguntándome Por qué va tan rápido mi corazón.
-¿Lilly?
-dice Evan sobresaltándome, ya que está detrás mía.
-Creía
que había cerrado con pestillo.
-Pues
no -dice algo tenso.
-¿Has
visto mi teléfono? -digo buscándolo por el escritorio.
-Creo
que no lo tenías, yo no recuerdo haberlo visto.
-Alice,
lo tiene Alice lo metí en su bolso antes de ir a aquel bar.
-Te
acompañaré a recuperarlo.
-No
es necesario.
-No
te estaba pidiendo permiso.
Al
llegar a casa de Alice, Evan se queda un poco al margen, mientras yo
toco el timbre y espero a que me abran la puerta, pero nada. Insisto
tocando de nuevo el botoncito de color rojo que está en la pared, y
sigue como antes.
-A
lo mejor no está en casa -dice Evan acercándose a mí.
-Aparte
de mi teléfono también tiene las llaves de mi casa.
-Genial
-dice Evan molesto, en ese instante la puerta se abre y muestra a una
Alice despeinada y con la misma ropa de ayer.
-Lilly
-dice con una enorme sonrisa, su voz suena pastosa y tengo la
sensación de que se caerá al suelo en cualquier momento.
-Alice
necesito mis cosas.
-¿Evan?
-dice ignorándome- ¿y Lilly? -dice intentando atar cabos, en ese
instante sus ojos se abren con asombro y Evan retrocede asustado.
-Alice
por favor céntrate, necesito mis cosas -Alice se acerca a mi oreja y
huelo el olor a alcohol en su ropa.
-¿Es
bueno en la cama? -pregunta intentando susurrar.
-¿¡Qué
demonios tiene todo el mundo con ese tema!? -grito algo avergonzada.
Evan se abre paso y coge la cara de Alice entre sus manos, cosa que
hace que me den ganas de apartarla de él con un fuerte tirón a ese
cabello rubio.
-Alice
hazme un favor.
-Lo
que sea.
-Devuélvele
sus cosas a Lilly -dice poniendo ojos tiernos.
-Enseguida
-Evan retira sus manos y Alice se adentra en la penumbra de la casa.
Al volver a la puerta trae en sus manos su bolso y rebusca mi
teléfono y mis llaves.
-Gracias
-comenzamos a irnos cuando Alice me llama.
-¡Lilly!
Ya me contarás como ha sido -dice antes de cerrar la puerta sin
ganas.
El
camino a mi casa es silencioso pero no incómodo. Al llegar abro la
puerta y no escucho nada.
-¿Hola?¿Thomas?
-pregunto entrando por la puerta- Pasa no te quedes ahí -digo al ver
a Evan frente a la puerta. Voy a la cocina y no veo ninguna nota en
la nevera.
-Evan
-le llamo asustada. Entra en la cocina asustado y se acerca con
rapidez- algo va mal, no me ha dejado ninguna nota.
-No
te preocupes Lilly se habrá olvidado es todo, ¿no tienes llamadas
perdidas?
Reviso
el teléfono, veinte llamadas perdidas y diez mensajes. Marco el
número como puedo y escucho atentamente, al tercer timbrazo escucho
la voz de Thomas.
-¿Si?
-dice dormido.
-¿Thomas,
dónde estás? -digo con lágrimas en los ojos.
-¿Lilly?
Estoy con Grace.
-¿Quién?
-pregunto desorientada.
-Grace
la chica que vino a cenar a casa hace unas semanas.
-Oh...
-es todo lo que sale de mis labios, antes de reaccionar- perdona me
he preocupado por nada, nos vemos cuando vuelvas a casa.
-Ya
sobre eso... Pasaré fuera una semana estoy de camino a Chicago.
-Nos
vemos en una semana, adiós -digo colgando antes de obtener
respuesta.
-¿Lilly?¿está
todo bien? -pregunta Evan haciendo que recuerde que no estoy sola.
-Sí,
seré estúpida he hecho que te preocupes, todo está bien, ya puedes
irte.
-La
verdad es que preferiría no hacerlo -le miro sorprendida y veo
compasión.
-Estaré
bien sola, soy fuerte.
-No
lo niego pero prefiero quedarme, además los dos estamos solos ¿por
qué no estamos solos juntos?
-Eso
no es posible cuando uno está con alguien ya no está solo.
-¿Siempre
le buscas el lado lógico a todo?
-Sí,
todo tiene su lado lógico.
-Yo
no estaría tan seguro -dice sonriendo con picardía.
-¿De
qué estás hablando?
-Estás
mejor en la ignorancia.
-Eso
me dijo mi madre unos días antes del accidente cuando me dio estoy y
dijo “todo, a su tiempo, pequeña”
-digo mientras saco el colgante de debajo de la camiseta.
-¿Te lo dio tu madre? -dice
Evan aproximándose, roza la superficie del colgante con los dedos y
aparta la mano con rapidez.
-¿Qué pasa Evan?
-Eres tú -dice antes de coger
mi cara entre sus manos y unir sus labios con los míos en un tierno
y cálido beso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario