jueves, 21 de agosto de 2014

Prólogo.

Ocho años atrás.
Íbamos en nuestro coche camino a nuestra nueva casa, en una nueva ciudad, a mucha gente le gusta eso, pero no es tan divertido cuando tienes ocho años y te mudas a un sitio donde no conoces a nadie. Pasamos por una gran carretera llena de casa iguales, delante tienen un jardín bien cuidado y una fachada blanca y brillante. El coche empieza a ralentizarse y veo a un niño de mi edad en un jardín juega con una pelota cuando se me queda mirando, estoy a punto de sonreírle cuando me saca la lengua y le devuelvo el gesto.
-Rachel, no se saca la lengua -me riñe mamá desde el asiento de delante.
-Pero.
-No rechistes, no está bien.
Salgo del coche y mamá me da mi mochila rosa llena de libretas y dibujos, comienzo a caminar hacia mi nueva casa con mi muñeca Mili en la mano.
-¿Juliet? -escucho el nombre de mamá y me giro para ver quien la llama.
-Rose -mamá se acerca a la desconocida y se dan un abrazo. Comienzan a charlar animadamente cuando mamá se gira y me llama- Rachel cariño ven aquí.
Me acerco hasta mi madre y Rose con lentitud. La mujer es alta con el pelo largo y castaño cobrizo, tiene unos ojos verdes y grandes, me sonríe con dulzura y eso me hace feliz.
-Hola pequeñina qué grande estás, no te acuerdas de mí pero tu mamá y yo íbamos juntas a la escuela y éramos vecinas hasta que nos casamos.
-¿Sois mejores amigas?
-Sí -dice Rose con una gran sonrisa- te voy a presentar a mis hijos ¿quieres?
-Sí.
-¿Puede venir?
-¿No te molesta? -pregunta mami antes de confirmarlo.
-Claro que no, cuando la quieras en casa solo avísame.
-Adiós mami -digo cruzando la carretera de la mano de Rose.
-¿Chris?
-Soy un avión -grita un niño que aparece en los brazos de un hombre alto y fuerte.
-Hay turbulencias -dice moviendo los brazos de arriba a bajo y haciendo al niño reír.
-James, tenemos una invitada -dice Rose mientras el hombre tumba a su hijo en el sofá.
-Oh, hola peque me llamo James -dice ofreciéndome la mano.
-Yo Rachel.
-Encantado.
-Papá otra vez -dice el niño apareciendo detrás del sofá. Cuando me ve me mira extrañado.
-No, ya está bien por hoy además creo que tienes visita.
-Es una chica.
-Chris, Rachel ha venido a conocer a los vecinos ¿sabes dónde está tu hermano?
-Estaba fuera.
-Rachel tú quédate aquí yo ahora vengo.
-Vale.
Rose sale por la puerta y yo me siento en el sofá al lado de Chris, me mira con cara rara antes de separarse de mi lado.
-Me llamo Rachel -digo ofreciéndole la mano.
-Ya lo he oído.
-¿Rachel? -dice Rose algo asustada.
-Hola -digo asomándome desde el sofá. No me sorprende que no esté sola pero cuando veo que el niño que está con ella es el que me ha sacado la lengua no me lo creo.
-Charlie ella es Rachel, Rachel él es mi hijo Charlie.
-Tú me has sacado la lengua antes -le acuso.
-Sí -repite el gesto sin importarle que su madre esté delante y sale corriendo antes de que le pueda echar la bronca.
-Perdónale, es un poco... arisco -dice sin saber muy bien como describirlo.
-No importa.
-¿Cuántos años tienes, Rachel?
-Ocho ¿y ellos?
-Chris también tiene ocho y Charlie tiene diez.
-¿Rose puedes ayudarme con esto? -escucho a James desde la cocina.
-Voy, Rachel tú juega con Chris un ratito -Rose desaparece y me quedo sola con Chris.
-¿Qué te gusta hacer? -pregunto.
-Jugar con coches.
-¿Puedo jugar contigo?
-Como quieras, vamos a mi habitación a buscarlos.
Sigo a Chris hasta el piso de arriba y entramos en una habitación grande pintada de azul con un coche rojo que hace de cama. Chris recoge algunos coches del suelo cuando Charlie entra por la puerta.
-¿Qué vas a hacer pequeñajo jugar con muñecas como esta?
-Déjale en paz, y devuélveme a Mili -le digo enfadada mientras se la quito de las manos. Me saca la lengua de nuevo- ¿es lo único que sabes hacer?
Charlie pone cara de sorpresa antes de salir corriendo, Chris comienza a reír y yo con él.
-Vamos a ser muy buenos amigos -dice ofreciéndome una mano llena de tiritas, con una gran sonrisa ocupada por dos grandes paletas.

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